Si quieres empezar a pintar con este material no dejes de prestar atención, puesto que vamos a explicarte todo lo que hay que saber sobre cómo pintar con acrílico.
De los acrílicos puede decirse que son la llave maestra en el mundo de la pintura. Debido a sus características este tipo de colores se pueden emplear en multitud de técnicas, y además, gracias a su económico precio, son a menudo el producto perfecto para aquellos aficionados a la pintura que no pueden permitirse grandes dispendios. Y lo mejor de todo es que en ningún caso la calidad del trabajo final se va a ver comprometida.
Pero, para quienes no lo tengan del todo claro, no está de más comenzar definiendo con precisión qué son los acrílicos. La pintura acrílica se compone de pigmentos de colores que se mezclan una serie de polímeros derivados del látex, lo que la dota de un característico acabado plástico.
Se trata de una pintura muy fácil de usar, duradera y que seca rápidamente, lo cual la convierte en la opción perfecta para multitud de proyectos, ya sean estos artísticos o pequeñas manualidades caseras. Además, por su composición, el acrílico puede aplicarse en una gran variedad de soportes, incluyendo papel, vidrio, tela o madera. Así que para empezar a trabajar con este material no hay que preocuparse de nada más más que de abrir el bote y poner un poco de producto sobre la paleta.
Un aspecto muy interesante de cómo pintar con acrílico que conviene resaltar, es que este tipo de pinturas aceptan muy bien las mezclas con otros colores, por lo que no es necesario adquirir una gran gama de tonalidades para poder trabajar correctamente. Simplemente comprando los colores básicos y mezclándolos entre ellos ya puedes disponer de prácticamente casi todos los colores que puedas necesitar.
Por otra parte, de cara a los que estén empezando a pintar con acrílicos y tengan miedo a posibles errores, señalar que una de las grandes ventajas de este material es que permite realizar correcciones aplicando una segunda capa de pintura una vez esté seca la anterior, por lo que los posibles fallos que se puedan cometer tienen una importancia relativa. Los más expertos, por su parte, aprovecharán esta característica para desarrollar algunas técnicas de mayor complejidad, como los esfumados o las veladuras.
Hechas estas aclaraciones, podemos entrar en materia y explicar de forma concreta cómo pintar con acrílico.
Cómo pintar con acrílico
Al trabajar con acrílicos no es necesario hacer un boceto previo, sino que una vez se tenga claro qué se quiere pintar podemos empezar a dar color directamente sobre el soporte elegido.
Para ello basta con humedecer el pincel en agua y esparcir la pintura, aunque tampoco hay ningún problema si se aplica la pintura del bote sin modificar, es decir, sin mojar el pincel. Lo mejor es que si nunca se ha intentado pintar con acrílicos se prueben ambas técnicas y vayáis viendo cual os convence más.
En cualquier caso, siempre resulta conveniente tener un vaso con agua cerca, ya que los acrílicos secan muy rápidamente, por lo que cuando no se esté usando el pincel es recomendable introducirlo en agua para evitar que se estropee.
Con respecto a los pinceles, el mejor consejo que podemos dar desde aquí es utilizar los sintéticos si se va a trabajar con acrílico, aunque nunca está de más tener alguno de cerdas normales, -como los que se usan con la pintura al óleo-, para cuando se quieran aplicar pinceladas con una mayor textura y fuerza.
En cuanto a tamaños, para hacer los fondos lo mejor es tener una paletina, que evitará que la tarea se haga excesivamente pesada, y cuando haya que centrarse en los detalles más finos es fundamental tener a mano un pincel pequeño.
Como ya hemos mencionado, no hay que tener miedo a cometer errores cuando se pinta con acrílicos, ya que para realizar una corrección basta con dejar secar y pintar encima, por lo que en lugar de andar con cuidado midiendo cada pincelada, podéis lanzaros a experimentar libremente. De los errores es de donde se sacan los mayores conocimientos, y por fortuna, con este material, equivocarse no tiene demasiada trascendencia.
A diferencia de otros materiales, el acrílico no necesita de una capa final de barniz o protector. No hay ningún problema si se le da, pero la pintura acrílica ya es lo suficientemente resistente de por sí como para necesitar una protección extra.
Si una vez finalizado el trabajo te ha sobrado pintura, lo mejor es guardarla en un contenedor hermético. Los acrílicos pueden aguantar meses si están bien almacenados, por lo que no dudes en conservarlos para futuros proyectos.
Y ahora que conoces las particularidades de cómo pintar con acrílico y sabes que los errores tienen fácil solución, ¿A qué esperas para empezar a practicar?