Son muchos los aficionados que se sienten atraídos por la pintura, ya sea para practicarla por hobby o de forma profesional. Pintar proporciona relajación y tranquilidad, sobre todo cuando lo que se plasma sobre el lienzo es un bucólico paisaje.
Para quienes tienen una sensibilidad especial por la belleza y las artes, el verse rodeado de un maravilloso entorno natural estimula el deseo de plantar el caballete ante una increíble vista y llevar a cabo nuestros primeros pinitos en la pintura. Pero no todo es tan bonito ni tan sencillo como parece y saber cómo pintar paisajes requiere de ciertas dosis de técnica y una práctica constante.
Es bastante frecuente que al principio, cuando no se posee la técnica necesaria, los cuadros de paisajes parezcan aburridos, como sin vida, dando la sensación de que todo resulta muy artificial en su conjunto. Algo que puede evitarse poniendo en práctica algunos trucos y consejos que mencionaremos a continuación.
Además, la práctica resulta un gran aliado, de manera que, cuanto más practiquemos, mejor será nuestro estilo y los frutos de nuestro trabajo.
Cómo pintar paisajes
En el caso de ser principiantes en la materia, los primeros pasos deben ir siempre encaminados a sentirnos cómodos con lo que estamos pintando, por lo que resulta aconsejable trabajar sobre un fondo que resulte familiar y del que conozcamos todos sus detalles.
Si aún no dominamos el pincel con la soltura que nos gustaría, no pasa nada por limitarse a plasmar paisajes donde destaquen figuras geométricas simples. Por ejemplo, los puentes medievales son un muy buen primer paso si queremos aprender cómo pintar paisajes, ya que resultan sencillos a la par que pueden dar un resultado fantástico.
También es recomendable trabajar primero sobre el papel antes que empezar con los óleos y el lienzo. Los bocetos de los paisajes permiten mejorar la técnica al mismo tiempo que permiten hacerse una idea de cómo puede ser el resultado final.
Uno de los puntos a los que más atención habrá que prestar es sin duda a la percepción visual. El segundo plano y el fondo son muy importantes en los cuadros de paisajes. Las figuras que se alojan a grandes distancias no necesitan de fuertes matices o colores llamativos, e incluso si queremos resaltar alguno de estos elementos,como pueda ser una montaña o un río, siempre debe de tenerse en cuenta que han de quedar un poco difuminados.
Habitualmente los paisajes exigen que los colores se superpongan, por lo que en estos casos se aplicarán primero los tonos cálidos. Y si se ha de ensombrecer una parte del cuadro es preferible huir del negro. Añadir siempre un tono más oscuro al color original, pero sin salirnos de su círculo cromático ofrece resultados mucho mejores. Así se logra equilibrar la luminosidad del paisaje y se obtiene un cuadro más compacto.
Por último, si se quieren plasmar transparencias o reflejos (algo común si pintamos un río o el mar), lo mejor es jugar con una gama de blancos y grises. De igual modo, hay que tomar en consideración que si pintamos una figura vista a través del agua (por ejemplo, un pez), el tono azulado del agua influirá en el color de esa figura. Un ejemplo clásico de esta situación es la que se produce a la hora de pintar un objeto amarillo en el fondo del mar. Nunca lo haremos directamente en amarillo, sino que debe tener una especie de tono verdoso muy suave.
Con estas pequeñas indicaciones y mucha práctica, saber cómo pintar paisajes no tendrá secretos para vosotros en un plazo muy breve de tiempo.