Una de las imágenes más típicas de los pueblos de España, y del Mediterráneo en general, es aquella en la que desde lejos se ven multitud de casitas blancas refulgiendo al sol. Esto es así, porque históricamente las casas se pintaban con cal gracias a su bajo costo y dar la posibilidad de renovar fácilmente ese aspecto de blanco inmaculado.
Hoy día la cal ha sido sustituida por otras pinturas, pero aun así, saber cómo pintar con cal sigue siendo un muy buen método para pintar a bajo precio fachadas exteriores en casas rústicas o en paredes revocadas con cemento .
Sin embargo, hay que tener en cuenta que este material presenta la desventaja de su permeabilidad, por lo que no es muy recomendable su utilización en zonas de lluvia o altas humedades.
Además, otro de sus problemas es que la gama de tonalidades disponible es muy limitada, ciñéndose casi en exclusiva a colores como el blanco, marfil, crema, rosa, salmón, celeste, verde agua y ocre.
Teniendo en cuenta esto, si nos decidimos a pintar con cal, hay que saber que en este caso no estaremos trabajando con una pintura propiamente dicha, sino con una pasta fruto de mezclar cal y agua.
El método de preparación de esta pasta puede variar según el fabricante, por lo que es conveniente seguir las especificaciones que encontraremos en el envase. En cualquier caso, la norma habitual es que unos cuatro kilos de cal en polvo suelen ser suficientes para pintar una habitación de medidas estándar.
Para ello, se vierten los cuatro kilos de cal en un recipiente con capacidad para diez litros y se agrega agua hasta cubrir la mitad del recipiente. Se remueve hasta diluir completamente la cal en el agua. A continuación vamos añadiendo agua poco a poco y removemos sin parar hasta llenar el recipiente.
Antes de aplicar la cal es muy importante dejarla reposar durante al menos una noche completa tras su preparación.
Para encalar una superficie lo ideal es usar una brocha de buenas dimensiones y no aplicar muchas manos.
Un buen método de aplicación es dar una primera mano en sentido horizontal y luego, una segunda en vertical, de forma que la cal quede bien repartida por toda la superficie. Hay que tener en cuenta que el tiempo entre manos no bajará de las 24 horas y tener mucho cuidado de no trabajar en días con amenaza de lluvia.
Si no sabías cómo pintar con cal tu fachada, ya tienes una guía detallada de cómo hacerlo.